María Helena Uribe de Estrada tuvo la oportunidad de conocer y tratar en vida a Fernando González, el Filósofo de Otraparte, como fue conocido en vida este intelectual en alusión al nombre con el que bautizó la finca en la que vivió en Envigado. Sin embargo, fue solo hasta 1964, meses después del fallecimiento del que consideraba su amigo y maestro, que la escritora se animó a leer sus obras. Ella describió así el impacto que le causó: “En realidad no bastaba conocer a Fernando. Era necesario leerlo. Mi admiración por él se redobló con su lectura”. La fascinación por él la llevó a repasar sus 20 libros, y docenas de artículos una y otra vez. El resultado fue este ensayo en el que, en palabras del profesor de literatura Augusto Escobar, “María Helena Uribe ofrece pues a los lectores una interesante lectura de Fernando González —quizá la mejor—, porque nos descubre un ser pensante desde múltiples facetas y sin otra mediación que la palabra misma del Filósofo.